La relación con la comida va más allá de nutrición. Puede convertirse en una respuesta a emociones, en un regulador de la vida social y laboral. Cuando la comida comienza a decidir qué hacemos, con quién estamos, cómo nos sentimos y qué historias contamos sobre nosotros mismos, hablamos de una experiencia que merece atención y cuidado.

El embarazo suele asociarse con imágenes de plenitud y bienestar, pero para muchas mujeres puede ser también una etapa de gran vulnerabilidad psicológica. Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) —como la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa o el trastorno por atracón— no desaparecen con la gestación; al contrario, en algunos casos pueden intensificarse o debutar durante este periodo crítico.

El cuerpo es un paisaje vivo que se transforma cada mes. Las variaciones hormonales afectan no solo nuestra fisiología, sino también cómo nos vemos y sentimos. Entender esta conexión abre la puerta a una relación más amable y compasiva con nosotras mismas. En este recorrido exploraremos cada fase del ciclo y su impacto en la imagen corporal y el bienestar emocional.